«Estas nuevas aristas que se han asociado a esta guerra arancelaria requieren sean dilucidadas para saber si estamos frente al retorno de un proteccionismo o responden a acciones estratégicas.»
Pareciera que el concepto de «proteccionismo arancelario» fuese parte del pasado, que se le recuerda como una política usada a través de la cual, algunos países imponían impuestos a los productos importados con el fin de proteger la industria nacional. Esto, sin perjuicio de que en ocasiones también se usaba para evitar que se viera afectado el empleo. Imponer barreras comerciales entre países, ocasionalmente podía generar réplicas con una respuesta similar.
La década de 1990 deja en evidencia la necesidad de los países de una integración para enfrentar de mejor forma la competencia mundial, procurando el levantamiento de barreras proteccionistas. Se comienza a consolidar la globalización, de la mano de la suscripción de una serie de Tratados de Libre Comercio bilaterales y multilaterales entre diferentes países. Chile no ha sido la excepción. Hemos suscrito 34 Acuerdos Económicos Comerciales, que nos dan acceso a 65 economías, casi al 90% del PIB mundial y al 64% de la población global. En este escenario económico global, el presidente de EE.UU, recién asumido, da inicio una política arancelaria muy agresiva sobre las importaciones focalizándolas en China, Canadá, México y Europa, en niveles de un 20%, produciendo reacciones de los afectados, que recurren también a aumento arancelarios, por lo que D.Trump replica duplicando aranceles.
Hoy muchos nos preguntamos, cuál es verdaderamente el objetivo que tienen esta escalada arancelaria, que está dando paso a una guerra comercial. ¿Es un propósito económico inspirado en un proteccionismo, usando los aranceles como barreras de protección a la industria nacional y el empleo? ¿O existen otros propósitos que de algún modo se han mezclado con las pugnas arancelarias, usando éstas para el logro de otras necesidades? Recordemos, que uno de los factores que contribuyó en la elección de Trump, no fueron nuevas promesas a la ciudadanía, sino que proteger y recuperar algunos derechos perdidos, como la seguridad, y, sobre todo, recuperar el sentido «nacionalista» por la pérdida de estatus que sus habitantes percibían en el ámbito internacional, respecto de otras naciones como China.
También está presente el tema de los migrantes, por la vulnerabilidad de la frontera con México, y el aumento del narcotráfico y el alto consumo del fentanilo. Como problemas prioritarios para Trump de mucha preocupación para las autoridades. Para Trump, da la impresión que el aumento de aranceles se está usando como moneda de cambio golpeando un punto neurálgico para la economía mexicana por la gravitación que tiene el comercio.
Lo anterior se conjuga con algunos deseos expansionista de EE.UU, con los anuncios del presidente, que procuran buscar fórmulas para que Canadá pase a formar parte de EE.UU, o, cuando ha señalado que podría tomar posesión de Groenlandia,S mediante la comprar de la isla, o bien tomar posesión de la administración del canal de Panamá. También, es llamativo que Trump, este adoptando acciones para distanciarse de algunas organizaciones, que le significan compromisos solidarios internacionales, como contribuir con aportes significativos en la seguridad a los países de la Otan, o en otros casos como la participación en la organización internacional que vela por la protección del medio ambiente con altos recursos destinados por EE.UU. ¿Estamos frente al retorno de un proteccionismo o responden a acciones estratégicas?
Víctor Hernández Roldán, Facultad Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, Viernes 14 de marzo 2025 |
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