Plan de Fortalecimiento Industrial | FACEA UDEC

«Uno de los desafíos más relevantes es lograr aunar a todos los actores económicos, políticos y sociales, en forma sostenida, detrás de este esfuerzo de desarrollo planificado.»

Recientemente el ministro de Economía, Nicolás Grau Veloso, dio a conocer un Plan de Fortalecimiento Industrial para la Región del Biobío. Este plan es una respuesta al cierre de la Siderúrgica Huachipato y al declive de largo aliento que muestra la industria manufacturera regional.

Se trata de un ambicioso plan que pretende: 1) reducir el impacto del cierre sobre el empleo y los ingresos en las empresas regionales que dependían de la producción de acero, 2) acelerar la inversión pública y privada regional, con énfasis en la industria, para aumentar el crecimiento regional, y 3) dar continuidad a la industria del acero nacional.

La reducción del impacto del cierre, enfocado en las empresas proveedoras más dependientes de la Siderúrgica, pretende reducir el impacto sobre sus ventas y trabajadores. Este apoyo contempla el desarrollo de nuevas áreas de negocios, nuevos mercados, subsidios a la retención laboral, flexibilización de obligaciones tributarias, y facilitar la reinserción y movilidad de trabajadores despedidos.

Para acelerar la inversión regional se pretende fortalecer a los organismos de administración del Estado, generar condiciones económicas más favorables para los sectores industriales existentes, generar nuevas oportunidades de desarrollo, para que nuevos sectores o proyectos en etapas iniciales de desarrollo puedan desplegarse con todo su potencial productivo y fomentar el desarrollo de la innovación y el desarrollo tecnológico.

Finalmente, en relación con la continuidad de la industria de acero regional, el menos desarrollado de los ejes del plan, este se centra en la implementación del plan nacional de acero verde 2030.

El plan contempla una secuencia de acciones que se coordinan en el tiempo. En el corto plazo (digamos hasta dos años) las medidas que amortiguan el impacto sobre el empleo e ingresos en la región aparecen como las que tomarán mayor protagonismo, para reducir el impacto negativo sobre las condiciones sociales.

En el mediano plazo (2 a 7 años), las medidas de fomento a la inversión pública y privada deberían generar nuevas fuentes de trabajo e ingresos autónomos en la región. Y en el largo plazo (7 años y más), la continuidad de la producción de acero en la región y la innovación y el desarrollo tecnológico, deberían entregar la base técnica para dar un nuevo impulso al desarrollo industrial del Biobío. Es decir, el plan tiene un conjunto de medidas que se deben desplegar coordinadamente en el tiempo para evitar que el cierre de Huachipato afecte en forma importante y prolongada a la socio-economía regional.

Se trata de una enorme iniciativa de política industrial, como no se veía en muchos años en la región, pero que enfrenta numerosos desafíos para que sea exitosa. Quizás, uno de los más relevantes es lograr aunar a todos los actores económicos, políticos y sociales, en forma sostenida, detrás de este esfuerzo de desarrollo planificado. La temporalidad e interacción entre los distintos componentes del plan requieren de una visión compartida, que se mantenga por mucho tiempo, más allá de los liderazgos de turno y los personalismos. Para ello, la coordinación público – privada es central. Se trata de generar una gobernanza que inspire confianza y apoyos multisectoriales.

 

Dr. Jorge Dresdner C. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Concepción.

Columna opinión de El Sur, Viernes 04 de octubre de 2024