«La recuperación del nivel de inversión que teníamos cuando la economía crecía por sobre el 6% en forma sostenida requiere en forma urgente y decidida comprometer proyectos que transformen nuestra concentrada y antigua matriz productiva.»
El miércoles de esta semana se lanzó en el Club Concepción la edición 56 del Informe Económico Regional (IER) que publica el Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción con el análisis y las proyecciones para 2025 y 2026.
En general, vemos que la evolución de las economías del mundo, así como la nacional y de la región del Biobío han seguido su convergencia del crecimiento del PIB hacia su tendencia de largo plazo y la inflación hacia su meta. La economía de la región después de crecer a un insostenible 5.9% el año 2023, muy por sobre el crecimiento del pais que prácticamente no creció ese año, el 2024 muestra un retorno a su crecimiento tendencia o largo plazo donde hemos estimado un crecimiento alrededor de 2%. La falta de dinamismo de las exportaciones regionales las que se concentran en dos principales socios comerciales como son China y EE.UU y en el sector forestal han mostrado ajustes una contracción y que junto a un consumo aún deprimido pueden explicar de buena manera este desempeño.
El escenario del 2025 tendra varios riesgos e incertidumbre tanto a nivel internacional como nacional y regional que complican los potenciales escenarios y proyecciones para el año. Aparte de los conflictos bélicos en Europa y medio oriente que todavía estarán presentes este año con los impactos en los precios de la energía y presiones de inflación de costos, el inicio de la presidencia de Trump en EE. UU. tendrán impactos sobre el valor del dólar, las tasas de interés, el comercio internacional con los impactos en el crecimiento de corto plazo y la inflación.
A pesar de esta incertidumbre, el escenario base para el año 2025 y 2026 es que las economías mundiales, y locales su dinámica de crecimiento estará fuertemente determinada por sus tendencias o factores de largo plazo y por lo tanto serán años relativamente planos especialmente el 2025 ya que los instrumentos de política macro, monetaria y fiscal estarán relativamente contenidos por el objetivos de mantener el curso de la tendencia hacia la inflación meta y contener el gasto público y de esa manera limitar el endeudamiento. Esto se traduce en una dinámica de crecimiento que difícilmente podrá elevarse por sobre el 2%. Debemos recordar que hace tiempo que los economistas han advertido sobre el deterioro de la capacidad productiva y la reducción del crecimiento potencial o de tendencia.
La recuperación del nivel de inversión que teníamos cuando la economía crecía por sobre el 6% en forma sostenida requiere en forma urgente y decidida comprometer proyectos que transformen nuestra concentrada y antigua matriz productiva. De igual manera, el cambio tecnológico y la innovación han demostrado ser factor fundamental de aquellos países que ha tenido éxito en la modernización de su estructura productiva.
El cierre de Huachipato ha obligado a reconocer y enfrentar el proceso de desindustrialización de la región, concitado esfuerzos entre distintos actores en torno al plan fortalecimiento industrial de nuestra región. La lentitud o fracaso de estos esfuerzo nos lleva a crecer a lo largo de la tendencia de largo plazo y por ende nos confina al subdesarrollo.
Dr. Iván E. Araya Gómez, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, Viernes 24 de enero de 2025 |
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