«Es importante abordar la pregunta por qué Chile es uno de los pocos países de la OCDE en que se prevé una recesión para el 2023 e identificar qué factores han influido para explicar este escenario económico tan pesimista.»
Durante esta semana el Informe Económico Regional (IER) de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción entregó a la comunidad de la región del Biobío su análisis y proyecciones para la economía nacional y regional para el 2023.
Examinando las distintas proyecciones de distintas instituciones internacionales coinciden en un escenario económico para este año con una notoria desaceleración de la economía mundial y sus regiones, y para algunos países un ajuste que va más allá de una desaceleración con contracciones del PIB (recesión) y en ese grupo está Chile. Sabemos que se ha privilegiado el control de la inflación fenómeno que nos ha golpeado en forma importante durante el 2022. En este contexto es importante abordar la pregunta por qué Chile es uno de los pocos países de la OCDE en que se prevé una recesión para el 2023 e identificar qué factores han influido para explicar este escenario económico tan pesimista.
Este mayor ajuste ha estado condicionado por la magnitud de los desequilibrios entre la oferta y la demanda los que, a su vez, se explica por la política de impulso al gasto, las medidas sanitarias que incluían cuarentenas y restricciones a la movilidad de las personas, la inestabilidad política interna y el entorno internacional. Este desequilibrio ha impactado la inflación en Chile, siendo más alta que en otras regiones y países llegando al 14% en el mes de julio, la más alta en 30 años, y cerrando el año por sobre el 12%. La magnitud del desequilibrio entre la demanda y la capacidad instalada (oferta) en Chile y el objetivo del Banco Central de Chile de converger hacia su meta inflacionaria de 3% en un plazo de 2 años explica esta senda de alzas de la TPM desde 0.75% en enero de 2022 a 11.25%. Esta política monetaria más contractiva para frenar la inflación se debe traducir en un ajuste en la demanda, en la actividad económica y finalmente en la inflación lo que se confirma con los datos del IMACEC que desde octubre 2022 han mostrado una caída (negativo), ajuste que continuara durante la primera mitad del 2023. El IER proyecta un crecimiento negativo entre -1.2% y -0.2% para el 2023 si los escenarios base se mantienen.
Con respecto al escenario económico para nuestra región, al igual que a nivel nacional los impactos en la reducción del gasto producto del alza de tasas han impactado negativamente a varios sectores durante la segunda mitad del año 2022 y se ha han hecho más contractivos en la medida que comienzan a aparecer los datos de los últimos meses del año 2022 entre ellos, la construcción, el transporte de carga portuaria, el sector exportador, el sector de manufacturas y la pesca confirmando que el último trimestre del 2022 el PIB regional retrocederá, ajuste que continuara durante el 2023 especialmente durante los dos primeros trimestres del año.
Sin embargo, la evidencia de la dinámica del ciclo nacional y el regional muestra que este último anticipa al nacional y por lo tanto la recuperación de la actividad económica regional podría comenzar antes explicado por la mayor exposición que tiene nuestra región a los vaivenes del ciclo internacional. Para ello es importante que nuestros socios externos muestren signos más positivos en sus respectivas economías especialmente en el control de la inflación que implicaría medidas contractivas menos profundas y bajas de tasas antes que nuestro país incidiendo sobre nuestras exportaciones. Confiamos que nuevamente el comercio internacional nos permita iniciar la recuperación en la región como ha sido en otras oportunidades.
Dr. Iván E. Araya Gómez, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, Viernes 20 de enero de 2023 |
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