Conectando las finanzas y el compromiso social | FACEA UDEC

«Sin duda combinar las finanzas y el compromiso social genera múltiples beneficios, y aquí las universidades tienen un rol crucial en el desarrollo y expansión de estas inversiones.»

Las inversiones de impacto son aquellas que buscan generar un impacto social o ambiental positivo y medible, además de un retorno financiero. A diferencia de las inversiones tradicionales que se enfocan únicamente en el rendimiento económico, las inversiones de impacto además buscan lograr un cambio positivo en áreas como salud, educación, inclusión financiera, y otros.

A nivel mundial, las inversiones de impacto se han convertido en una tendencia clave por diversas razones: las crisis y desafíos globales como el cambio climático, el covid19, y la creciente desigualdad económica impulsan a los inversionistas a buscar maneras de abordar estos problemas a través del capital. Las nuevas generaciones de inversionistas, especialmente los más jóvenes, están más interesadas en invertir en empresas que generen un impacto positivo; esto sumado a tendencias en la educación como el fomento al emprendimiento social, ha marcado un cambio de mentalidad que impulsa el crecimiento de este tipo de inversiones. Y el hecho de que muchos países han creado regulaciones y marcos legales que favorecen las inversiones de impacto, proporcionando incentivos fiscales o garantizando que los inversionistas no solo se enfoquen en el rendimiento económico, sino también en el aspecto social y ambiental.

En sus inicios en los 90, las inversiones de impacto se limitaban a pequeñas cantidades de dinero que se destinaban a financiar proyectos sociales e iniciativas de organizaciones sin fines de lucro. Ya en los 2000 se consolidó la idea de que los mercados financieros podían ser utilizados para resolver problemas sociales y ambientales y a medida que los inversionistas comenzaron a ver las oportunidades, también se mejoró la medición y evaluación de los resultados. A su vez, la inclusión de los objetivos de desarrollo sostenible en 2015 ofreció una guía más clara para el alineamiento de las inversiones con dichas metas, lo que definió además nuevos estándares.

Hoy, las inversiones de impacto son un sector creciente a nivel mundial, con una mayor participación de actores públicos y privados, un mayor número de transacciones e incluso una mayor cantidad de fondos de impacto. Según el Global Impact Investing Network, esta industria en América Latina alcanzó un volumen de 12,5 mil millones de dólares en 2023 y Chile ha sido uno de los países con mayor adopción de estos modelos de inversión en la región. Según la Asociación Chilena de Administradoras de Fondos de Inversión el monto destinado a esta categoría de inversión alcanzó 442,5 millones de dólares en junio de 2024, con un crecimiento del 220% en seis años.

Sin duda combinar las finanzas y el compromiso social genera múltiples beneficios, y aquí las universidades tienen un rol crucial en el desarrollo y expansión de estas inversiones. ¿Cómo? Mediante la investigación, la formación y capacitación de profesionales en el área de las finanzas sostenibles y el emprendimiento social, la vinculación con empresas y organismos públicos para llevar a cabo iniciativas de innovación social, impulsando espacios de divulgación de las oportunidades y beneficios de las inversiones de impacto, etc. En suma, no solo generando conocimiento, sino también facilitando conexiones y redes para los profesionales del futuro. Su colaboración activa puede transformar este sector y acelerar el desarrollo de soluciones sostenibles e inclusivas que nos hacen bien a todos.

Michelle Tobar Ramírez, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción.

Columna opinión de El Sur, viernes 21 de marzo 2025