¿Inflación o recesión? | FACEA UDEC

«Las opciones que se enfrentan es controlar la inflación rápidamente al costo de una recesión económica o privilegiar la actividad y el crecimiento económico, aceptando una inflación más alta.»

Los policy-maker de países desarrollados y en vías de desarrollo enfrentan este año y el próximo complejas decisiones de política económica, por el escenario inflacionario que se observa desde fines del 2021 hasta la fecha, para muchos inesperado. Esto es el resultado de la expansión del gasto público y la excesiva liquidez monetaria que ha prevalecido durante muchos años, con tasas de interés muy bajas, lo que ha llevado el gasto por sobre la capacidad productiva de la economía. Sumado a esto están los shocks en los precios de la energía y los alimentos, por la guerra Ucrania-Rusia, generando presiones inflacionarias adicionales. Las decisiones de política económica relacionadas con el gasto han sido responsabilidad de los encargados de la política pública como factores subyacentes mientras que los factores del contexto internacional no lo son y a la vez difíciles de prever.

Las decisiones que se deben tomar en este nuevo escenario, al igual que en el periodo de pandemia, tendrán impactos en el bienestar de la sociedad. Estas decisiones se deben tomar en escenarios económicos, políticos y sociales complejos e inciertos de evaluar ex ante por parte de los responsables de la política económica y a la vez con una economía frágil que aún no recupera su capacidad productiva y el empleo.

Las opciones que enfrentan es controlar la inflación rápidamente al costo de una recesión económica o privilegiar la actividad y el crecimiento económico aceptando una inflación más alta. Por una parte, sabemos de las experiencias de la década del 70 donde el mundo desarrollado experimentó inflaciones altas mientras las economías en vías desarrollo, como algunas de América Latina, hiperinflaciones impactando fuertemente el poder adquisitivo de las personas, en particular, los más pobres que no tienen forma de protegerse de la inflación por la precariedad o informalidad de su trabajo e ingreso. Por otro lado, ya conocemos los impactos de una recesión profunda y larga en el empleo, las utilidades de las empresas y las quiebras que también reducen el bienestar.

El análisis es complejo ya que el mundo y nuestro país ya se habían acostumbrado a vivir en un escenario de inflación baja y estable por más de 20 años. En el caso de los países desarrollados, la inflación promedio no superaba el 2% anual y en nuestro país, el 3% por año y podemos deducir por lo tanto que este escenario inflacionario es percibido por una gran mayoría y seguramente el control de ella pasa a tener una alta prioridad política. Por otro lado, el control inmediato demanda políticas contractivas del gasto y altas tasas de interés, con los impactos negativos en la actividad económica y el empleo en un escenario productivo frágil desde la pandemia, obliga a una buena evaluación por parte del encargado de política económica.

El escenario político y social representa un factor adicional a considerar en la evaluación de ambas opciones. En Estados Unidos se vienen las elecciones de mitad de periodo del mandato presidencial y Gran Bretaña tiene un nuevo primer ministro mientras que en Chile el gobierno enfrenta una gran desaprobación en un contexto de importantes reformas comprometidas para mejorar los aspectos sociales de la sociedad ya se perciben como inciertos por la situación económica. En este contexto, frente a un clima de incertidumbre la necesidad de prudencia, buena información, y buen juicio es fundamental.

Dr. Iván E. Araya Gómez, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción.

Columna opinión de El Sur, Viernes 04 de noviembre de 2022